Antes que se estrelle la noche
Publicado: Vie Jul 04, 2008 07:13
Antes que se estrelle la noche,
-antes de ese holocausto elemental-
labro la tierra, crece el sol
con tu pelo hambriento de viento,
con tu cara iluminada, consonante de estrellas.
Quiéreme en los caminos empantanados de mi frente
en la copa de los árboles que son quimera de fruta,
de palabras
de abanico de perlas.
Quiéreme así,
resuelta e inmutada, en el manifiesto de un trinar
que las flautas copian,
en el choque de una ola nerviosa
espumando a las gaviotas, envolviendo suspiros
de besos que visten de mañana,
regándote laureles.
Quiéreme así
antes que se estrelle la noche,
porque brotará el día en su estreno revolucionario,
con sus grandes horas,
y la noche se estrellará a pedacitos –irremediable en la hora de los búhos-
entre notas de lobo protector de sueños,
entre casas construidas con tu nombre.
Quizás la estén matando en la hoguera de los muertos,
en la madera del olvido que todos prenden.
Quiéreme así, resuelta e inmutada
adherida y salvaje
bajo esta placa del cielo que fue
escudo de doncella embrujada de mil leyendas,
de cicutas que todos brindan.
Por eso, quiéreme, aunque caiga en un
vaivén de laberintos o un indolente remolino
me condene,
derramando olvidos contra la pared.
Guárdame y quiéreme pequeña,
quiéreme y guárdame otra vez
antes que se estrelle la noche,
cuéntame historias de hombres que vestían
al mundo de noches pegadas en sus caras,
cuéntame de la muerte, indefinida por falta de tierra
y de los colores germicidas de lamentos.
Cuéntame…
Guárdame…
Hasta el infinito de tu aliento,
hasta que mi anemia
de dolor termine y salga por tu puerta…
-antes de ese holocausto elemental-
labro la tierra, crece el sol
con tu pelo hambriento de viento,
con tu cara iluminada, consonante de estrellas.
Quiéreme en los caminos empantanados de mi frente
en la copa de los árboles que son quimera de fruta,
de palabras
de abanico de perlas.
Quiéreme así,
resuelta e inmutada, en el manifiesto de un trinar
que las flautas copian,
en el choque de una ola nerviosa
espumando a las gaviotas, envolviendo suspiros
de besos que visten de mañana,
regándote laureles.
Quiéreme así
antes que se estrelle la noche,
porque brotará el día en su estreno revolucionario,
con sus grandes horas,
y la noche se estrellará a pedacitos –irremediable en la hora de los búhos-
entre notas de lobo protector de sueños,
entre casas construidas con tu nombre.
Quizás la estén matando en la hoguera de los muertos,
en la madera del olvido que todos prenden.
Quiéreme así, resuelta e inmutada
adherida y salvaje
bajo esta placa del cielo que fue
escudo de doncella embrujada de mil leyendas,
de cicutas que todos brindan.
Por eso, quiéreme, aunque caiga en un
vaivén de laberintos o un indolente remolino
me condene,
derramando olvidos contra la pared.
Guárdame y quiéreme pequeña,
quiéreme y guárdame otra vez
antes que se estrelle la noche,
cuéntame historias de hombres que vestían
al mundo de noches pegadas en sus caras,
cuéntame de la muerte, indefinida por falta de tierra
y de los colores germicidas de lamentos.
Cuéntame…
Guárdame…
Hasta el infinito de tu aliento,
hasta que mi anemia
de dolor termine y salga por tu puerta…