HOY QUIERO HABLAR DE MI PASADO
Publicado: Jue Jul 03, 2008 23:57
HOY QUIERO HABLAR DE MI PASADO
Hoy quiero hablar de mi pasado,
hacer mención serena de algo que me mueve
ajeno a los coronistas con pañuelos de seda
y sonar mis sombras desenvueltas
en la noche circular de los anillos:
yo tengo un padre ausente que me aprieta
el espíritu en silencios alzados;
sus palabras asustan y cual fiebre latente
me veta los impulsos:
él da, quita, exige, se renueva,
parte el pan flotante y vive abierto a las verdades.
Mi padre masca lo que suena a esperanza,
es un patriarca del choque
y así pasea la vida; es el sí, el no,
el saber de lo propio que retumba
como el destino de un corazón en invernadero
y rescata del bestiario todo comienzo herido.
Mi padre es la entrega agresiva, abrasadora,
tirante, enorme, maciza, suspirante; es
vecino de absolutos, confiado hasta en los reposos
de la angustia, esos perpetuos celadores de espumosos misterios.
Mi padre es la noche afirmativa y como ella ofrece sus frutos
a lo próximo entonces, habla como guía sincero y generoso
que improvisa las rutas, y se vuelve todo un lazo plenario,
amistoso vigilante de centros armoniosos,
profesando la auténtica inquietud, la ley del grito y del silencio,
pero siempre cercano como un lazo como el puente amigo de las aguas,
amantes de la tierra de manera secreta y así escribe la distancia
nutrida del recuerdo, esa carga insistente, escondite de nuestras fronteras;
el yo digo, yo quiero, la palabra seguida de la huella.
Mi padre es la presencia de un algo necesario,
tiene asombradas pupilas, su sangre, sus venas de azogue, porque
así, hoy, mañana, siempre alarga la esperanza sin medidas
y secretamente me llena de alegría.
"Padre mío"
Siempre he sabido cuánto te quiero.
Tu hijo Victor
Hoy quiero hablar de mi pasado,
hacer mención serena de algo que me mueve
ajeno a los coronistas con pañuelos de seda
y sonar mis sombras desenvueltas
en la noche circular de los anillos:
yo tengo un padre ausente que me aprieta
el espíritu en silencios alzados;
sus palabras asustan y cual fiebre latente
me veta los impulsos:
él da, quita, exige, se renueva,
parte el pan flotante y vive abierto a las verdades.
Mi padre masca lo que suena a esperanza,
es un patriarca del choque
y así pasea la vida; es el sí, el no,
el saber de lo propio que retumba
como el destino de un corazón en invernadero
y rescata del bestiario todo comienzo herido.
Mi padre es la entrega agresiva, abrasadora,
tirante, enorme, maciza, suspirante; es
vecino de absolutos, confiado hasta en los reposos
de la angustia, esos perpetuos celadores de espumosos misterios.
Mi padre es la noche afirmativa y como ella ofrece sus frutos
a lo próximo entonces, habla como guía sincero y generoso
que improvisa las rutas, y se vuelve todo un lazo plenario,
amistoso vigilante de centros armoniosos,
profesando la auténtica inquietud, la ley del grito y del silencio,
pero siempre cercano como un lazo como el puente amigo de las aguas,
amantes de la tierra de manera secreta y así escribe la distancia
nutrida del recuerdo, esa carga insistente, escondite de nuestras fronteras;
el yo digo, yo quiero, la palabra seguida de la huella.
Mi padre es la presencia de un algo necesario,
tiene asombradas pupilas, su sangre, sus venas de azogue, porque
así, hoy, mañana, siempre alarga la esperanza sin medidas
y secretamente me llena de alegría.
"Padre mío"
Siempre he sabido cuánto te quiero.
Tu hijo Victor