Y las huellas ¡Siguen allí, esperàndome!
esperàndome, para llevarme nuevamente por el sendero,
sendero de ilusiones, de amor, de aprendizaje,
aprendizaje que cada dìa ilumina mi estancia terrena.
Aquèl sìlbido, que a diario emanaba de tus labios,
labios que sòlo dejaban escapar para mì siempre palabras de ternura,
ternura latente a cada paso cotidiano de mi pequeña escencia.
escencia, que con cada latido de mi corazòn irradia los dones,
dones que a la entrada de cada aurora se derraman en mi ser.
Cada piedra que se presenta a mi paso, me lleva,
lleva nuevamente mis pensamientos, por aquel camino recorrido,
recorrido, con manos entrelazadas, tù sìlbando, yo danzando,
danzando felìz junto a tì, para entregarme a las puertas del conocimiento.
conocimiento que me invita a diario como tù lo querìas.
Sì padre, cada dìa trato de aprender entre sìlbidos,
sìlbidos de alegrìa, de empùje, de fuerza celestial, o tal vez,
tal vez titànica, pero no por eso menos espiritual,
espiritualmente me abriste el camino màgico de la verdad,
verdad, que con cada aprendizaje, me resulta màs difusa,
difusa para entender la verdadera escencia de mis semejantes.

Ahora comprendo tu impotencia gritando en tu silencio,